REGRESANDO A LA CASA DEL PAN

Por: Ps. María Alejandra

Texto: Rut 1:3-7 (RVR1960)

Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.

Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.

Cuando Dios guió a los israelitas a través del desierto, les dio pan todos los días en forma de maná. Eso les mostró que Él estaba continuamente con ellos y proveía sus necesidades. Cuando terminó la lluvia de maná del cielo, Dios le ordenó a Moisés que preservara un omer de maná en un frasco [Éxodo 16:33]. Dios también les había ordenado a los sacerdotes que mantuvieran siempre doce barras de pan en la mesa de oro. Cada pan sin levadura pesaba cerca de cinco libras. Esta exhibición sirvió para recordar a la gente la presencia de Dios. El sacerdote hacía nuevos panes semanalmente y el aroma debió llenar el aire como otro recordatorio de que Dios se quedó con ellos. El aroma del pan mezclado con la fragancia del incienso y otras ofrendas de sacrificio que hacían los sacerdotes.

Rut regreso a belén la cual era su tierra natal. Belén significa “La casa del pan”, Por eso después de muchos años Dios visitaba a su pueblo para darles pan; el pan que tanto buscaron Noemí y su esposo Elimelec. El problema es que buscaban el pan en el lugar equivocado y después de mucha aflicción Nohemí pudo entender dónde estaba el verdadero pan. La humanidad busca saciar su hambre espiritual con bienes materiales, relaciones sentimentales o simplemente en tratar de llenarla con buenas obras, pero nada de eso nos llena; solo su presencia basta y es suficiente. Hay un vacío en el hombre llamado Dios y que solo él puede llenar.

Es tiempo de regresar a esa casa donde hay pan, Dios está llamando a su pueblo a buscarle íntimamente, gente que desea la presencia de Dios como hambriento al pan recién sacado del horno. Gente que busca primeramente su reino y su justicia porque sabe que mientras este en la casa del pan no habrá necesidad. Dios suplirá conforme a sus riquezas en gloria en cristo Jesús. Nuestra vida necesita de ese pan para no volver a tener hambre, Él lo llena todo en todo y su presencia es suficiente para nosotros. Volvamos junto a la casa del pan.


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